RINCONCITOS DE MI MEMORIA: ROMA

ROMA

El esplendor de Roma es innegable pues nos han quedado evidencias de la magnitud de sus obras. Gracias a la pervivencia de los restos arquitectónicos de esta época podemos darnos un paseo por la Roma imperial.

Sí, hoy saco mi vena más arqueológica y os llevo a Roma. Un paseo corto pero intenso por aquellos puntos de época romana que a mi me gustaron especialmente de la città eterna. Roma es mucho más que la época clásica pero cuando la visitas el popurrí de cosas a ver es tan inmenso que te hace elegir, en nuestro caso, la arqueología fue la única meta para el tiempo que teníamos.

Un lugar que para mi fue una grata sorpresa y que no es precisamente una visita a restos arqueológicos es el Museo Della Civiltà Romana. Una muy buena puesta a punto en cuanto a museografía y divulgación, un lugar que te muestra la historia de Roma desde sus inicios de manera didáctica y comprensible mediante maquetas, la réplica de objetos y la reproducción arquitectónica parcial. Elegir algo de este museo me parece casi imposible, pero seguramente el despliegue de la columna Trajana en el que puedes apreciar todos los relieves, es una de las partes del museo que me dejó sin palabras. Y por supuesto la maqueta de la Roma de época imperial


Y si nos vamos a “ver piedras” los foros imperiales será nuestro primer punto de visita. Como eje de la vida política, administrativa y representativa del poder es una zona inmensa llena de muchos puntos en los que fijarse, pero si que es cierto que tienen una lectura difícil. Una buena visita guiada teniendo una idea previa de que es lo que vamos a ver, me parece necesario para entender lo que tenemos delante y no morir en el intento. Podríamos decir que es la visita obligada junto a su vecino el Anfiteatro Flavio o mejor conocido como Coliseo, no podemos decir que no impresiona ver este coloso cuando empiezas a apreciar su grandeza. Otro día nos iremos de paseo por los anfiteatros romanos que he visitado y aquellos que me gustaría visitar para que veáis que los hay que no tienen nada que envidiarle.

Para mi una agradable sorpresa que me dejó impresionada fueron las Termas de Caracalla. Jamás me hubiese imaginado un lugar tan grande, tan indescriptible para mí al estar allí dentro. La verdad que creo que si tengo que elegir un lugar dentro de Roma, este sería el mío. No se explicaros que es lo que me enamoró de él, pero supongo que ver esas paredes tan altas que te muestran lo que llegó a ser arquitectónicamente hablando, supongo que si, que ese puede ser un motivo. Se trata de un espacio termal que corresponde al patrón de planta que seguían las termas imperiales con no solo la zona de baños si no que se trata de un total de 13 hectáreas de espacio de entretenimiento, socialización y muchos otros usos que se daban en estos lugares de gran belleza. Escultóricamente también debió ser impresionante, uno de los conjuntos escultóricos que pertenecían a estas termas hay que visitarlo en el Museo Arqueológico de Nápoles, pero otro día vamos.


Y entre los otros muchos puntos de interés que tiene Roma, no podemos detallarlos aquí todos (quizás en otras publicaciones)  también quiero destacar el Museo Nazionale Romano. Se trata de varios emplazamientos que componen este museo, por lo que hay muchas horas que pasar en ellos. Especialmente destaco el ubicado en las termas de Diocleziano. Estas termas superaron a mis preferidas, pero por desgracia no se conservan igual, son diferentes a su manera ya que las podemos ver integradas en la arquitectura que nos ha llegado a día de hoy, ya que las salas más características del edificio fueron transformadas por Miguel Ángel para convertirlas en la Basílica de Santa Maria de los Ángeles y los Mártires. Y de lo que podemos ver en la sede del que está ubicado en el Palazzo Massimo que es una espléndida exposición de la que destaco el área de las pinturas y mosaicos, entre los que el Jardín de la Villa de Lívia ocupa sin duda uno de mis mejores recuerdos.

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